La Puerta de Brandesburgo, que data del siglo XVIII, se transformó en un símbolo de la reunificación alemana durante y después de la Guerra Fría.
Bueno, como lo prometido es deuda y no me quiero hacer derrogar más, vamos a seguir paseando por Berlín. El otro día nos quedamos en la antesala donde se encuentra el espectacular “saurópodo” (“Brachiosaurus brancai”) de más de 22 metros de longitud, pero eso da igual, hoy vamos a volver a entrar desde la calle “Friedrich” y después de ver la espectacular Sinagoga Judía de cúpula bizantina con unas increíbles vidrieras que hace que se refleje el sol cuan aurora boreal, nos dirigimos, de nuevo, al Museo de Historia Natural.
¿He dicho qué vamos a entrar ya en el museo? Pues no, todavía no, por lo menos no sin antes detenernos en “Tacheles”, original y artístico edificio ocupado por ocupas, valga la “rebuznancia” y estandarte de la cultura y el arte alternativo Berlinés. Los talleres de su interior, el cine o misma mente los grafitis de sus paredes, reflejan la prisa que se ha dado el pueblo germano para olvidar o al menos aparcar los ecos fascistas y “represorios”.
Ahora sí, ahora vamos a volver al museo que nos ocupa y donde nos encontrábamos el otro día. ¿Dónde lo habíamos dejado? A si, estábamos enfrente del increíble “braquiosaurio”, colosal, como dijimos en el anterior artículo, este esqueleto de 13’27 metros de altura se encuentra registrado en el “Libro Guiness de los Record” precisamente por ser el esqueleto de dinosaurio mejor conservado y expuesto a su vez en un museo. Además de ésta joya, el resto de los esqueletos de dinosaurios amén del de una gran ballena jorobada son dignos de admirar. Ahora bien, seguirme, vamos a cambiar de sala y dirigirnos al departamento contiguo.
Aquí se intenta representar nuestro planeta desde la retrospectiva atalaya que dan los 150 millones de años retrocedidos en el tiempo, y concretamente, tal y como era la región de “Tendaguru”, al éste de la actual África, donde se cree que sobrevivió, más que vivió, “Archaeopteryx lithographica”, y cuyo fósil “original”, repito, original, se puede contemplar por primera vez en esta sala. Éste ave primitiva es otra de las joyas del Museo, la tercera, la vamos a conocer ahora mismo. ¿Reconocéis a los dos hombres de la foto? Si ya se que si los reconocéis, son Watson y Crick explicando el modelo de la doble hélice para las moléculas de ácido nucleico. Bueno, pues la estructura que aparece en el centro de la imagen y con la que están explicando el tan "lúcido" teorema, también la podemos encontrar en éste museo, aunque ésta, solo va a estar una temporada según tengo entendido, porque deambula por los museos europeos de mano en mano, o de flor en flor, como lo queráis llamar.
Para terminar de hablar del Museo, solo diré que la colección de aves, con más de 300 preparaciones que muestran casi todas las que nos podemos encontrar en Europa central, es para quitar el hipo a cualquiera. Están representadas en sus posturas naturales más “típicas” y representativas, con sus rasgos morfológicos característicos y cada una en el hábitat que la corresponde. Junto con las aves, en la misma sala, nos encontramos con tres “dioramas” (del Griego: mirar a través de...), construidos en 1918 y 1925, representan distintos animales a tamaño natural y en su hábitat "materno", ocupando el "nicho" ecológico que les corresponde. Sus “frescos” son atractivos, al igual que sus simulaciones rocosas pero no me sorprenden, ya que la mejor representación animal, del mundo, a través de diaramas, la encontramos en nuestro País y más concretamente en mi tierra, León, en un pueblecito precioso de la montaña cantábrica central y a orillas del “Pórma” llamado Valdehuesa.
Como veis, el Museo de Historia Natural es una de las mejores alternativas de ocio que tenemos en esta bonita ciudad, sin descuidar, eso si, los restos del muro que la dividió en dos después de la segunda guerra mundial o los simpáticos semáforos que se encuentran en la parte este de la ciudad, los semáforos comunistas, aquí os dejo una foto, son un reclamo más de una ciudad que ha “resurgido” de su pasado cuán ave fénix de sus cenizas.
Un saludo.
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