jueves, 7 de noviembre de 2013

Queso de Valdeón, queso anticancerígeno

Los alimentos funcionales son aquellos alimentos elaborados no solo por sus características nutricionales sino para mejorar la salud y reducir el riesgo a contraer enfermedades de quien los come.

Hay un grupo de alimentos a los que llamamos funcionales que resultan de agregarles componentes biológicamente activos como antioxidantes, vitaminas, minerales o ácidos grasos. Hay otro grupo de estos alimentos cuyas características beneficiosas para la salud no provienen de ningún aditivo sino que los generan ellos mismos durante el proceso de elaboración, a través de las fermentaciones por ejemplo. A este segundo grupo pertenecen los quesos azules.


Y puestos a hablar de quesos yo os quería hablar de uno en concreto, el queso de Valdeón. Un queso azul que se produce en uno de los valles más bonitos y carismáticos de la provincia de León, centro neurálgico de los Picos de Europa, el valle de Valdeón. No voy a hablar aquí de su versatilidad en la cocina, es de sobra conocido su sabor fuerte y su textura blanda ideal para acompañar cualquier carne, os voy a hablar de la presencia en él de un conocido compuesto anticancerígeno, la Andrastina.

Las andrastinas son un grupo de compuestos (meroterpenoides) aislados en un hongo del género Penicillium allá en el año 1995 y muy lejos de Valdeón, en Tokio. En 2006 se descubrió que eran varias las especies de Penicillium que producian estas sustancias, entre ellos Penicillium roqueforti, una de las bacterias encargadas de la fermentación de los quesos azules. Conociendo esto, el instituto de biotecnología de León se lanzó ya no solo a determinar la concentración de andrastina en distintos tipos de quesos azules tanto de España como de fuera de nuestras fronteras sino a determinar también si el consumo moderado de estos quesos retardaría la aparición, ayudaría a palear o bloquearía el avance de distintos tipos de cáncer y aunque este segundo punto todavía esta en el aire, lo que está claro es que el queso de Valdeón contiene una media de 20 microgramos de sustancia anticancerígena por cada gramo de queso, una cantidad mucho mayor de la que contienen otros quesos azules de Dinamarca, Francia o España como el queso de Cabrales o el queso de Treviso.

Las andrastinas son un potente inhibidor de la enzima farnesiltransferasa (FTPasa) que se encuentra en la proteina oncogénica Ras, presente en el 50% de los casos de cáncer de colon y en más del 90% de los casos de cáncer de páncreas. La andrastina no deja que nuestras células cancerosas se dividan descontroladamente, ni permite tampoco que se desplacen y formen nuevos carcinomas en otras partes de nuestro cuerpo.

En un momento en el que se estima que un tercio de los procesos cancerígenos provienen de nuestra alimentación estudios como este vienen a arrojar luz sobre uno de los grandes retos que tiene la humanidad en este recién parido siglo XXI.

En fín, a comer queso de Valdeón.


domingo, 27 de octubre de 2013

¿Hablamos de marcas?

Tras los cuartos de final los informativos de todo el mundo hablaban de él, para todas las páginas de apuestas nuestro hombre era el claro vencedor. Medio mundo hablaba de la carrera de ayer y no es para menos, Tom Burke voló sobre el tartán del estadio Olímpico de Tokio y estableció la nueva plusmarca mundial de los 100 metros lisos en unos espeluznantes 8'94 segundos, siendo el primer hombre de la historia que ha conseguido correr por debajo de los 9 segundos.

En las semifinales el atleta estadounidense aventajó al segundo clasificado de su serie en casi 10 metros con una solvencia y una facilidad jamás vista hasta la fecha, parando el crono en unos estratosféricos 8'97 segundos. Para todos los periodistas deportivos estamos asistiendo a algo histórico, para todos ellos Tom Burke es un portento físico, una máquina de correr, un Hércules de otra galaxia.

Así como la vida no es en blanco y negro la nueva plusmarca mundial del hectómetro no probiene del denodado esfuerzo de nuestro atleta por encontrar su límite en cada entrenamiento, o al menos, no sólo probiene de eso. Pero vayamos por partes.

En el año 2020 la terapia genética es un tipo de técnica muy difundida entre enfermos de diabetes, de Parkinson, de Alzheimer o de enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis múltiples pero poco o nada entre deportistas, o mejor dicho, poco o nada conocida debido a que la IAAF la incluyó en la lista negra de técnicas fraudulentas durante los juegos de Río de 2016, tras un pequeño rumor que ensombreció la carrera de dos grandes triatletas mundialmente conocidos. Pero a lo que íbamos, no nos desviemos del tema. Doce meses antes de las olimpiadas de Tokio un médico de Oregón, el Doctor Salazar, le puso sobre la mesa a Burke una propuesta tentadora para cualquier velocista: ¿Qué le parecería si lograra que sus células musculares expresaran la isoforma IIb de la miosina?

En condiciones normales esta isoforma no se expresa en el ser humano, aunque su gen si está presente en el genoma de nuestros músculos esqueléticos. El ser humano es quien no lo utiliza pero tenerlo lo tenemos, reminiscencia de nuestro pasado.

Esta isoforma de la miosina dotaría a nuestras fibras musculares de unas celerísimas características funcionales. Esta isoforma la presentan roedores como la rata o la musaraña que necesitan huír rápidamente de sus depredadores naturales y confiere a nuestras fibras musculares una velocidad de contracción y una potencia que para nada tiene que ver con la que generan las isoformas habituales, IIx o IIa.  Burke no sabia muy bien de lo que le estaba hablando el doctor pero si retuvo en su mente dos palabas: "Potencia" y "velocidad".

El doctor Salazar prosiguió con su explicación: El gen de la miosina IIb debe de ser activado por un factor de trascripción, una proteina y para ello hay que crear esa proteina. Acto y seguido el médico mostró a Burke un vial con un poco de líquido en el fondo y mirándole a los ojos le dijo: Aquí esta el gen que introduciremos en tus cuádriceps, plopíteos, isquiotibiales y glúteos. Él, junto con un retrotransposón se encargarán de que sintetices la proteina que active a la isoforma IIb de la miosina.

Son las nueve de la noche, 19 de Agosto del 2020, hace 22 grados y la humedad es altísima. Los focos del estadio Olímpico iluminan la figura esbelta y poderosa de un estadounidense de 23 años que se dirige a la calle 4. Millones de personas están pendiente del televisor, el mundo entero sabe que está ante un momento histórico, saben que si siguen con sus ojos la galopada de ese hombre serán partícipes de una de las mayores gestas deportivas de la humanidad. Burke coloca los tacos, hace dos salidas brutales y piensa, piensa que es el mejor, que ha trabajado muy duro y durante muchos años para estar ahí, se dice así mismo que va a ser el vencedor, que no hay nadie como él y que el doctor le ha dicho que puede correr al cien por cien, "no habrá efectos secundarios Buke, corre con todas tus fuerzas".

- "In your marks!!...ready!!...BANG!!"

La salida ha sido espeluznante, el público se levanta de sus asientos atónitos, en solo dos zancadas Burke ya aventaja tres metros a sus rivales, su zancada es poderosa, grandiosa, su frecuencia es muy superior a la del resto, pasa los 50 metros con una ventaja de casi 10 metros sobre los demás, es un auténtico espectáculo verle como se desplaza sobre la pista y de repente Tom Burke siente una punzada en el Isquio izqierdo, se lleva la mano hacia atrás y cuando lleva 80 metros, rozando la gloria, la punzada se vuelve totalmente insoportable al contraer la musculatura, sólo siente dolor y unas décimas de segundo más tarde la maquinaria vuela por los aires. La rótula de Burke cede ante la fuerza brutal que generan sus cuádriceps. El tendón rotuliano lleva consigo un trozo de tibia que parte inmediatamente en dos y hace que los músculos de Tom se disparen como un resorte hacia su cintura formando un cuadro macabro que pone fin a la carrera de nuesto super hombre. El estadio enmudece de repente y un viejo médico mira a través de su gorra de Nike como la llama Olímpica desaparece poco a poco del pebetero del sol naciente llevándose consigo el espíritu olímpico que tiempo atrás enorgulleció la infancia de muchos de nosotros.

lunes, 1 de julio de 2013

Cuestión de etiquetas

Hola chicos, he añadido a la derecha del blog un nuevo "Gadget" y lo he titulado "etiquetas". Con la plantilla actual que cuenta el blog no había manera de ver las entradas ordenadas por temáticas, ahora si. Todavía tengo entradas que no tienen etiquetas, las iré añadiendo poco a poco, mientras tanto espero que al separar las entradas por temáticas os resulte más fácil manejaros y cacharrear por las más de 400 entradas con las que cuenta el blog. Espero que os resulte útil y sobre todo gracias por leerlo.


Un saludo

jueves, 27 de junio de 2013

Picos de Europa desde Cordiñanes

Cordiñanes es un pequeño pueblo al norte de la provincia de León que sin duda tiene más vacas que habitantes. Entablado en el valle de Valdeón está a escasos kilómetros de la más conocida ruta del Cares. En este bonito pueblo, atalaya desde la que el mirador del Tombo divide a picos en dos imponentes macizos comenzamos la ascensión a Collado Jermoso.


Tras dejar el coche a la entrada del pueblo, en una fuente a la derecha de éste comenzamos la ascensión. Cruzamos el pueblo en apenas doscientos metros y un camino nos lleva diréctamente a una señal que nos indica por donde debemos continuar, no tiene pérdida.

Después de 10 minutos de subida constante por los prados del pueblo nos encontramos con la primera dificultad de la ruta, que no es otra que atravesar una pared caliza aparentemente infranqueable. A medida que nos acercamos a ésta nos damos cuenta que hay un pequeño camino escavado en la roca, peligroso por otro lado, así que con mucho cuidado y pegados a la roca lo flanqueamos rápidamente y siguiendo la senda nos adentramos en el bosque de Hayas que se abre antes de la vega de Asotín. La vega de Asotín en una inmensa pradería preciosa en la que una señal nos indica que debemos desviarnos a la izquierda para ascender al refugio más antiguo de Picos de Europa. Y así lo hacemos.


Aquí ya estamos a 1400 metros pero seguiremos subiendo hasta por encima de los 2000, donde se encuentra el refugio. Salvamos la siguiente dificultad hasta Collado Solano donde nos paramos a contemplar las bonitas vistas sobre el valle contiguo y la enormidad del macizo central para continuar a la derecha por el tramo que se conoce como "las traviesas de Congosto" donde nos deleitamos con las correrías de nuestra "Rupicapra rupicapra cantabrica". Apenas nos separaban 50 metros de uno de los animales que mas me han marcado en mi infancia, el rebeco. Esta "gamuza" es gregaria y conté hasta 11 ejemplares de los que cinco o seis eran ejemplares jóvenes, posíblemete sea su segundo verano por estas cumbres.

Al final de las traviesas de Congosto encontramos la que para nosotros sería la mayor dificultad hasta el refugio y es que nos encontramos con varios neveros de nieve más o menos dura que nos hizo plantearnos continuar. Al final decidimos intentarlo no sin antes armarnos de valor y es que sólo llevábamos zapatillas de montaña "Moncho" y yo, quienes fuimos por delante abriendo paso como pudimos. Esta zona sin botas o crampones es peligrosa, un pequeño traspiés pueden dar con tus huesos en el fondo de la canal 500 metros más abajo, osea, puede ser fatal.

Al final y con la inseparable compañía de la chova piquigualda conseguimos nuestro cometido, que no era otro que poder comer en Collado Jermoso. Nos costó un poco más de lo que pensábamos y tuvimos que valernos de algo más que de los piés para ascender pero al final mereció la pena. En el refugio nos prepararón unos macarrones a la boloñesa que se nos antojaron los más esquisitos de cuantos hemos probado nunca. La calidez del recibimiento, la conversación de la gente del refugio, esa cerveza a más de dos mil metros de altura y esa foto con los amigos no tienen precio.



Volveremos, sin duda.

jueves, 17 de enero de 2013

Sí a la caza

Os pongo en situación. Hoy al ver en el Facebook la foto que más abajo podéis ver, yo dije que estaba en desacuerdo con dicha afirmación y al preguntarme la persona que colgó la foto el porque de mi desacuerdo le contesté todo lo que viene a continuación. Solo espero no aburriros, pero me ha parecido interesante compartirlo a través del blog porque es ésta mi opinión sobre un tema bastante en voga últimamente.


... Cuando la mayoría de la gente se opone a la caza o la demoniza, si le preguntas la razón de este divorcio te das cuenta que las razones que hacen que se opongan a esta son razones muy poco razonables, muy lejos de la realidad de nuestra naturaleza y de sus necesidades. La gente cuando habla de la caza, piensa en maltrato, armas, muerte...etc (muy lejos de la realidad). Y casi siempre, desde un punto de vista moral (aquí habría que ver a que consideramos moral o donde ésta se debe o no se debe aplicar) intentan justificar su oposición a la misma. Hay que decir, por mucho que les pese a algunos, que la naturaleza es totalmente amoral, no digo que nosotros no utilicemos la moral, solo digo que la naturaleza no la necesita, no conoce ese término.

El ser humano ha desequilibrado la naturaleza desde el momento que se ha valido de ella para su propio beneficio (hasta aquí como cualquier ser vivo), la diferencia con otros seres vivos es que el ser humano además de valerse de ella la ha modificado, ha modificado el ecosistema y el hábitat en el que vive para que así le sea más fácil vivir, sacar más beneficios de él. Por así decirlo, en este momento es el hábitat el que se adapta a nosotros, no nosotros a él. Por todo esto es nuestra especie la que más y de una forma más intensa ha modificado los ecosistemas en los que aparecemos, pero esto no es nuevo, ya sucede desde tiempos inmemoriales, desde el neolítico dirá mucha gente. Nuestra especie es así, lo llevamos en los genes, podemos utilizar nuestro raciocinio para que este desequilibro entre naturaleza y ser humano no se pronuncie más ya que somos parte de ella y sus problemas son los nuestros, si la maltratamos a ella nos estamos maltratando a nosotros mismos y a nuestros hijos pero sin olvidar que ya la hemos cagado mucho y el desequilibrio es patente. En la actualidad, no porque dejemos de hacer actividades en la naturaleza, dejemos de cazar, pescar, escalar montañas, hacer turismo rural o aprovechar los recursos que nuestros bosques nos brindan ésta va a volver a su estado inicial, no, esto no sucederá.

No digo que dejemos las cosas como están, no, ni que esquilmemos nuestro patrimonio natural, tampoco. Es aquí, en la forma en la que abordemos el problema donde donde creo que está la clave de la cuestión. Muchas veces no avanzar no significa quedarse quieto en el mismo lugar, sino retroceder, esto mismo sucede con nuestro medio natural. Cuando la mayoría de la gente piensa en la naturaleza ideal, en como quiere ver, en este caso, los parques nacionales sin caza, piensa en un parque nacional lleno de animales, ideales y divinos de la muerte, mofetas rezumando aire de Loewe por el culo y ríos de aguas transparentes llenos de unas cosas que son como las truchas de la piscifactoría que compra mamá y que te rozan cuando vas a bañarte los domingos al curueño y llenas sus márgenes de despojos varios y bolas de papel albal. Nada más lejos de la realidad y ni que decir tiene que las causas de no ver a Bambi cerca de la carrertera o que Nemo no sea quien te roce la entrepierna no es la actividad cinegética.

Bien, pues nuestro ecosistema, en el que vivimos y dentro del cual también se encuentran los parques nacionales, está tan modificado que si nosotros dejamos a la naturaleza en paz, como muchos quisieran, no se conseguiría ésto, sino todo lo contrario, quizás acabásemos con nuestra flora y fauna tal y como la conocemos. La gran mayoría de los ecosistemas terrestres dificilmente se mantendrían como los conocemos (o mejor) sin nuestra ayuda y sin nuestra intervención. No hacer nada se llama preservación, y puede ser contraproducente. Al igual que los coches o los aparatos mecánicos que necesitan ser utilizados para que se mantengan en buen estado a la naturaleza le sucede lo mismo. Si nosotros queremos que nuestros parques nacionales funcionen, su fauna y su flora se mantengan en un estado óptimo, tenemos que concienciar a nuestra sociedad de que son necesarios para nuestro bienestar, los necesitamos. Y que mejor manera de necesitarlos que vivir de ellos.

De la misma forma que la mejor manera de mantener nuestro medio rural, sus tradiciones y su cultura es que haya gente en los pueblos, niños que vayan a la escuela y abuelos que les cuenten a la luz de la lumbre sus historias y sus mentiras. Niños que vean la matanza y que sientan el amor por ese medio y sus moradores que sienten sus abuelos, que compartan su forma de vida, que palpen nuestro patrimonio de su mano, como decía, de la misma manera que esta es la única forma de que nuestro medio rural se conserve, la única forma de que nuestro ecosistema se mantenga y mejore es que aprendamos a conservarlo. Esta es la clave, conservación frente a preservación. Conservar significa cuidar de nuestra naturaleza porque nos interesa, porque nos beneficia, porque sin ella nuestro modo de vida desaparecería. Y para conservarla la gente que vive en el medio rural tiene que beneficiarse de ella, como lo ha hecho siempre, tiene que vivir en simbiosis con ella, como lo ha hecho siempre. La solución no pasa por no hacer nada en nuestros parques nacionales sino hacer un aprovechamiento sostenible de ellos, para que la gente de nuestros pueblos no se vaya, no desaparezca, para que haya trabajo y así se queden en ellos. Si nuestros pueblos desaparecen, nuestra naturaleza tal y como la conocemos también. Estas gentes son los mejores guardas de campo posibles, los mayores conservacionistas, los que más aman nuestra naturaleza y los que mejor la comprenden porque para eso se han criado en ella.

Si no queremos que nuestros pueblos desaparezcan sus gentes tienen que tener un modo de vida, y aquí es donde tanto la caza, como el turismo rural, como la pesca, como las cooperativas, como las empresas rurales, los pequeños negocios, la agricultura y la ganadería, la apicultura, las serrerías se vuelven no un capricho "moral" sino una actividad necesaria y beneficiosa para nuestro medio rural y para sus gentes, para nuestra naturaleza en definitiva. Son actividades sostenibles, modos de aprovechamiento del hábitat que dinamizan nuestras zonas rurales y les reportan un dinero necesario a ayuntamientos, mancomunidades, familias y personas de nuestro medio natural y de nuestros parques nacionales. Cuando se habla desde la ignorancia es muy fácil dejarse llevar por juicios de valor, de ideas moralistas que están muy lejos de las necesidades de nuestro campo y de nuestra naturaleza y más con un tema tan especial como es la caza, en el que es muy fácil utilizar demagogia barata pero no por ello acertada. La caza juega un papel "vital" como actividad sostenible necesaria para conservar nuestros parques nacionales, no por más cazar nos vamos a quedar sin fauna o sin determinadas especies cinegéticas, no, esto no es así porque la caza en ellos esta bien regulada y siempre bajo el asesoramiento de expertos que tienen muy en cuenta el relevo generacional y el ciclo de vida de nuestras especies. No es cazar por cazar, es cazar sin que perjudique a nuestra fauna, de acuerdo con las posibilidades del parque y que ésta repercuta en un mejor nivel de vida de los habitantes de estas zonas rurales, que no se cierren las escuelas y que los niños todavía puedan correr por nuestros pueblos. Ya dije que no por dejar las cosas como están sin tocar nada, sin cazar, sin pescar, sin talar arboles, sin cultivar, sin generar negocios en la zona, sin dejar que la gente pasee por el parque o escale una montaña vamos a hacer que las cosas mejoren, no todo lo contrario. Y todo en su justa medida.

Y no voy a entrar a valorar la caza desde otros putos de vista como puede ser el control de poblaciones, algo que para la gente que no este muy familiarizada con la naturaleza le sonará a chino. Y es que hay poblaciones silvestres que por el desequilibrio que hemos causado en nuestro ecosistema, hoy día al no tener predadores por encima de ellos, o no los suficientes, crecen de forma desmesurada, sin control, perjudicándonos no solo económicamente sino llegando a suponer un peligro físico para el ser humano. Para estas poblaciones se lleva a cabo un control poblacional, en el que en la mayoría de los casos se utiliza la caza, ya que es el método más natural y menos dañino para erradicar el problema, amén de sacar de paso un beneficio económico en esta erradicación, ya que los cazadores pagan por hacer el trabajo que de otra forma deberían llevar a cabo cazadores profesionales o las fuerzas de seguridad del estado. Vease los descastes de los conejos o la epidemia de la sarna de nuestro rebeco cantábrico. Por no poner ejemplos lejos de nuestras fronteras con innumerables especies cimarronas (pongo un enlace por si quieres leer más al respecto sobre estas especies /segunda parte/). Tampoco hay que olvidar que el primer parque nacional de España fue el parque de Covadonga, lo que hoy es Picos de Europa. Este parque nacional antes de serlo fue una reserva de caza, y fué entonces cuando se llevaron a cabo los primeros censos de fauna silvestre de nuestro país, es curioso no, una reserva de caza es la que realiza unos de los primeros censos conocidos y exhaustivos de su territorio. Pues es cierto y es que no hay que olvidar que los cazadores, los buenos cazadores son los primeros y principales conservacionistas y ecologistas.

Como en todos los colectivos puede haber ovejas negras pero no por ello debemos satanizar a todo el colectivo, no nos confundamos y tener en cuenta que cuando muchas veces oímos: Un águila imperial muere envenenada en una finca de caza, no quiere decir ni que los cazadores ni que el dueño de la finca la hayan matado adrede, no quiere decir que en pos del beneficio de las especies cinegéticas hayan terminado con la vida de una rapaz tan emblemática y majestuosa. Puede ser veneno o fitosanitaros que nada tienen que ver con la caza ni los cazadores y más con el aprovechamiento agrícola y ganadero de la zona, como pasó con la clorofascinoma utilizada contra la plaga de topillos campesinos que asoló los campos de castilla la vieja hace tres veranos. Y no por todo esto vamos a crucificar a todos los agricultures.

Todo es relativo. La caza es una actividad tradicional y de vital importancia en la conservación de nuestro ecosistema y su buen funcionamiento.

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