Bueno, en primer lugar voy a pediros perdón por haber desatendido durante unos días el blog, pero me he encontrado en tierras “germanas” pasando unos días junto con unos amigos y por un pequeño mal entendido entre el albergue donde me encontraba y quien escribe no he podido conectarme a la red de redes. Vamos, que los Alemanes y yo.…en fin, que por eso he estado incomunicado todos éstos días. Mañana os hablaré del viaje y del impresionante Museo de Ciencias Naturales de Berlín, donde podemos encontrar entre otras “exquisiteces” científicas la estructura original con la que el señor Watson y el señor Crick propusieron el modelo de doble hélice para las moléculas de ADN.
Después de toda esta verborrea, y como recompensa a la espera vamos a darle a la tecla “ahora mismo” y ponernos manos a la obra para “parir” algo interesante. Algo tan interesante como la repulsión que sienten los paquidermos hacia las guindillas, si sí, habéis oído bien, las guindillas.
El Parque Nacional de Kasanka, en Zambia, alberga una pequeña población de elefantes que convive “lo mejor que puede” con los poblados indígenas de la zona y es que los paquidermos arrasan sistemáticamente, se lo comen, tanto el maíz como la cassava, ambos, cultivos de la zona que abastecen a estos poblados de sustento a lo largo del año.
Después de esto, que duda cave que el conflicto entre conservación y “supervivencia” estaba servido, pero gracias a dos investigadores de la vecina Zimbabwe, Guy Park y Loki Osborn, quienes crearon el Proyecto de Desarrollo Rural “Guindilla”, basado en la profunda aversión que sienten los paquidermos al perfume picante de las guindillas, parece que la solución al conflicto está cada vez más cerca.
La gente está realmente encantada con el invento de la Guindilla y los elefantes, fuente de considerables ingresos a través de los turistas que contratan los famosos safaris fotográficos, ya no hacen los destrozos que hacían en los cultivos de subsistencia de estas gentes.
Las medidas que se llevan a cavo con este proyecto son medidas baratas que consisten en aprovechar ésta aversión que sienten los elefantes por este picante perfume que desprenden las guindillas para controlar sus “correrías”. Para ello se colocan unas hileras de estacas de madera unidas por cuerdas de sisal (cuerdas normales y “listo”) de las que cuelgan guindillas y algunos trapos empapados en aceite usado de coche. Junto con estos “cordajes” malolientes e impuros, la táctica de disuasión elefantina también promueve una zona neutra, entre la sabana arbolada con los pastos del parque nacional y los maizales de los poblados, área tampón en la que se plantan patatas, por ejemplo, cultivo que no llama la atención de los proboscídeos. Toma ya, si no quieres sopa pues ¡dos cucharadas!.
Un saludo.
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