El gato montés, "Felis silvestris", como la mayor parte de los medianos y pequeños carnívoros de nuestro país, es casi un completo desconocido. Sin embargo, no es escaso, y en muchas zonas, como los montes de Toledo, Sierra Morena o algunos sectores de la Cordillera Cantábrica, llega ser frecuente o incluso abundante.
Foto extraida del blog: http://zonaosera.blogspot.com/
Como buen felino que es, “es”, y valga la "rebuznancia", extremadamente esquivo, rehuyendo como ningún otro mamífero de los humanos y de cualquier contacto que con ellos pueda tener, buscando siempre el amparo del bosque y el matorral mediterráneo, donde caza con notable éxito pequeños mamíferos de hasta el tamaño de nuestro conejo de monte, “Oryctolagus cuniculus”, o cualquier ave que descuidada se cruce en su camino.
El celo de éste felino, allá por los meses de Enero y Febrero, es ruidoso "a más no poder", ya que tanto la hembra como el macho emiten un lastimero y angustioso maullido que desde el fondo del bosque hace que se nos ericen hasta los pelos del pubis. El macho, como buen follador que es, no estará durante mucho tiempo con la hembra, pudiendo montar a varias durante el periodo de celo, vamos, a las que se dejen.
Mucho se ha hablado del impacto que sobre sus poblaciones ocasiona la “supuesta” hibridación con los gatos domésticos, y digo supuesta, porque éste problema tiene un diagnóstico y evaluación “arto” complejo, pero sobre éste respecto hablaremos en otro artículo, no nos impacientemos, hasta entonces, ¡larga vida a nuestro gato montés!.
1 comentario:
Como se parece al dueño del blog!!!!
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