El calor es la energía que una sustancia mantiene en su interior, debido a que sus átomos y moléculas se encuentran en movimiento. Cuando aumentamos la temperatura de un objeto o de una sustancia lo que estamos haciendo es que los átomos y las moléculas que lo forman se muevan más rápido y se produzcan colisiones entre ellos que desprenden energía. En el lado opuesto está el cero absoluto, temperatura a la cual dichos componentes no pueden moverse absolutamente nada y se paralizan totalmente lo que significa que estamos a 0 grados Kelvin o lo que es lo mismo, a 273’15 grados Celsius bajo cero.
Dicho esto, la cuestión ahora no es averiguar la temperatura máxima que pueden alcanzar estos objetos si no, saber cual es la máxima velocidad a la que se pueden mover las partículas que los forman. Esto es, en definitiva, lo que dotará a estos objetos de energía y por tanto, de calor.
Antes de que a estos átomos les “pille” el radar, la sustancia a la que representan tiene que ir cambiando de estado a medida que aumentamos la temperatura del medio donde se encuentra, así si la sustancia en cuestión que está en estado sólido pasará a estado líquido y de ahí a estado gaseoso, donde sus átomos y moléculas se moverán libremente en todas las direcciones del espacio. Si la sustancia esta compuesta por moléculas (átomos unidos y apelmazados), se descompondrá en átomos e incluso, debido a las colisiones terroríficas a las que están sometidos éstos, se desprenderán sus electrones dando lugar a un “hirvirnte” y amorfo fluido compuesto por electrones libres y partículas atómicas cargadas que es el mismo que forma el interior de las estrellas, generando temperaturas de “decenas de millones de grados”. Esta sustancia de la que estamos hablando es el plasma.
Después de todo esto parece que no hay nada que nos impida hacer que los objetos se calienten o generen energía indefinidamente, pero nada más lejos de la realidad, ya que como explicó Albert Einsten, ningún objeto puede alcanzar una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo o lo que es lo mismo, la velocidad de la luz. Además, a medida que aumentamos la velocidad de la partícula ésta se vuelve más y más pesada, osea, “más plasta”. Así un electrón que viaje al 99% de la velocidad de las luz tendrá una masa de siete veces su masa “normal”.
Con éste razonamiento es fácilmente comprensible que si, que debe haber un límite de temperatura antes de que las partículas de un plasma se aproximen tanto a la velocidad de la luz que se vuelvan infinitamente pesadas y por tanto menos veloces, “como las personas”. Justo inmediatamente antes de que alcancen este estado estará su velocidad máxima y por tanto su máxima temperatura que según consideraciones teóricas podría alcanzar los 140.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 grados Celsius, ¡ahí es nada!.
3 comentarios:
Vaya crack. El blog es tu vida. Veo que eres un ser caliente
Vaya crack. El blog es tu vida. Veo que eres un ser caliente
plasma????cuando termines los examenes a ver si nos deleitas con un articulo que no explique mas como es el plasma.un saludo
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