Voy a hacer de la contestación a un artículo una entrada, y es que me apetecía dar la opinión que ahora mismo tengo del mundo que por "obligación" me ha tocado disfrutar.
No se quien dijo alguna vez que todos somos iguales pero creo que era un gilipollas, un pedante y un hipócrita vanidoso, porque esas palabras no se las cree ni su madre, tan bendita ella como parece.
Cada persona somos un mundo, y el mundo, aunque las agencias de viajes nos lo vendan como el lugar idílico donde altruístamente y previo pago de no pocos y aditivos euros, podemos gastar nuestro preciado tiempo, tirando de talante para hacer buenos amigos y disfrutando de fabulosas postales y puestas de sol que no entienden de seísmos, derrotas, puñaladas, miserias, sangre, kaláshnikov o submarinos nucleares, el mundo, como decía, no es otra cosa que un lugar peligroso, es un lugar fangoso, de tierras movedizas que nada entienden de empatía o moralidad. Éste mundo, este maravilloso mundo que se nos ha otorgado hereditariamente no es otra cosa sino que el puto infierno, el puto desperdicio cosmológico, la guerra, las llamas donde desapareció Dante de una forma tan divina y cómica. Suerte tuvo el cabrón, no todos pueden morir romántica y literariamente como él.
Los humanos somos fruto de la competencia, somos al fin y al cavo y por mal que les pese a muchos, hienas, chacales que si pueden se arrancan la nuez unos a otros de una dentellada. Nos arrancamos como digo los ojos unos a otros por llegar a la línea de una meta imaginaria, llena de cochambre y miseria sin que nadie nos robe el bonito momento de vernos solos y con pleno derecho de disfrute sobre el tan añorado estiércol que tanta puñalada trapera y tanta envidia e ignorancia nos ha costado acumular con el paso de los años bajo la chepa mugrienta y sudorosa.
Un saludo
2 comentarios:
Nada que añadir, en ese mundo vivimos y eso somos... y empeorando cada vez más deprisa!
Jo... pero también tiene cosas buenas, no?
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