Aceptar este cambio no resultó muy complicado para los pueblos germanos ya que con ésta nueva adquisición se veían favorecidos por la protección de un nuevo dios. De ésta manera y progresivamente el árbol de navidad entró en nuestros hogares. Así, las primeras noticias de la colocación de abetos o pinos en el interior de las casas germanas se remontan al siglo XVII y provienen de la región de Alsacia, zona fronteriza entre Francia y Alemania.
A principios del siglo XIX el árbol de navidad se extendió por toda Inglaterra y a finales del mismo siglo ya era costumbre su colocación en las casas de prácticamente todo occidente: Norteamérica, Europa y Canadá. Es ya en el siglo XX y gracias al cine y a la televisión cuando esta costumbre se generaliza en gran parte de nuestro territorio, no sin pocas reticencias.En muchas zonas de la geografía Española se celebran los “mayos”, fiesta en la que se engalana un vigoroso tronco de árbol como claro símbolo de la fertilidad natural y que suele coincidir con el primer domingo de dicho mes. En nuestro país no pocas personas ven en ésta tradición un antecedente del árbol navideño.
El gran Francisco de Goya retrató, como no, ésta viva tradición de nuestra piel de toro en su cuadro "El árbol de Mayo".
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